Máscaras de la ficción es el último trabajo del estudioso planteado en el ámbito de la tematología como manual de temas, mitos y arquetipos. La obra se divide en catorce capítulos, además de una introducción y unas conclusiones teorico-metodológicas. Los mencionados capítulos están dedicados a varios temas del imaginario colectivo: “La sombra y el reflejo”, “Los enigmas de la vida”, “La mujer depredadora”, “La pulsión aventurera”, “La vida es sueño”, “La culpa”, “Los placeres pasivos”, “La razón y los monstruos”, “La dualidad del ser”, “La mujer sublimada”, “Voluptuosidad sangrienta”, “Perdedores”, “Los años difíciles” y “La máquina emocional”. Cada uno de estos temas agrupa significativas obras que, a su vez, son desgranadas en referencia a los temas literarios, míticos y antropológicos subyacentes al mismo, así como a sus múltiples representaciones literarias, teatrales y cinematográficas, añadiendo el análisis interdisciplinario ya aludido. Consideramos que el título es una bella metáfora del fenómeno estudiado, a saber, la capacidad de un mismo tema o arquetipo de tener una amplia presencia en la producción cultural, configurando lo que podemos denominar actualización del mito. La metáfora nos evoca, por otra parte, el también sugerente título de la obra de Campbell11.
El análisis de Román Gubern de los temas de la cultura mediática conlleva, por ejemplo, sus consideraciones acerca del mito del doble, sus raíces filosóficas, antropológicas y literarias, concretamente de Dr. Jekyll y Mr. Hyde (2002, pp. 244-260), en su análisis de “La dualidad del ser”. O los mitos de rebelión de Prometeo y el periplo de Ulises, en las páginas que dedica a “La pulsión aventurera”, en la que agrupa al Capitán Ahab (1851), Flash Gordon (1934) e Indiana Jones (1981) (2002: 97-152), en las que define la obra de Melville como “epopeya metafísica y tal vez criptoreligiosa, con su terror teológico derivado del biológico” (2002: 99). Gubern analiza, asimismo, la relación entre Pinocho y Jonás: “[Pinocho] aparece también como un purgatorio por sus muchas travesuras en la tradición del profeta Jonás castigado por Jehová (…). El muñeco consigue sacar (salvar) a su padre, redimiéndose con este acto de su condición de hijo rebelde y pródigo” (2002: 443). Se centra también en la literatura mecanicista, en “La máquina emocional” (2002: 425-452). Gubern sintetiza el temor a la superación del hombre por las máquinas, que consideramos el motor de este subgénero, como “el viejo mito del supercerebro tecnológico que ha alcanzado unas capacidades operativas superiores a las del ser humano” (2002: 427). Asimismo, se refiere a los androides, caracterizados habitualmente por sus disfunciones emocionales (2002: 426-434).
El análisis de Román Gubern de los temas de la cultura mediática conlleva, por ejemplo, sus consideraciones acerca del mito del doble, sus raíces filosóficas, antropológicas y literarias, concretamente de Dr. Jekyll y Mr. Hyde (2002, pp. 244-260), en su análisis de “La dualidad del ser”. O los mitos de rebelión de Prometeo y el periplo de Ulises, en las páginas que dedica a “La pulsión aventurera”, en la que agrupa al Capitán Ahab (1851), Flash Gordon (1934) e Indiana Jones (1981) (2002: 97-152), en las que define la obra de Melville como “epopeya metafísica y tal vez criptoreligiosa, con su terror teológico derivado del biológico” (2002: 99). Gubern analiza, asimismo, la relación entre Pinocho y Jonás: “[Pinocho] aparece también como un purgatorio por sus muchas travesuras en la tradición del profeta Jonás castigado por Jehová (…). El muñeco consigue sacar (salvar) a su padre, redimiéndose con este acto de su condición de hijo rebelde y pródigo” (2002: 443). Se centra también en la literatura mecanicista, en “La máquina emocional” (2002: 425-452). Gubern sintetiza el temor a la superación del hombre por las máquinas, que consideramos el motor de este subgénero, como “el viejo mito del supercerebro tecnológico que ha alcanzado unas capacidades operativas superiores a las del ser humano” (2002: 427). Asimismo, se refiere a los androides, caracterizados habitualmente por sus disfunciones emocionales (2002: 426-434).
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